martes, 1 de agosto de 2023

BODA DE NURIA Y SAÚL

Nuria y Saúldespués de cortar la tarta
 
29 de julio de 2023
Hace que no había estado de boda un montón de años y en este mes he estado en dos. Esta segunda tuvimos que ir a Briones a la de mi sobrino Saúl, ya que Nuria, la novia, es de dicho pueblo.
Los hombres para ciertas cosas tenemos ventaja sobre las mujeres y así no tuve que pensar en comprar otro traje por eso de no repetirme, un quebradero de cabeza menos. El día salió espléndido, mucho calor, pero lo sobrellevamos bien. Cuando más calor pasamos fue en el autobús que nos recogió para ir al pueblo altoriojano ya que el aire acondicionado brillaba por su ausencia. Bonito pueblo con sus murallas, arcos, casonas y una magnífica iglesia, casi catedralicia, y fresquita, cosa que agradecimos todos los invitados, ya que en la plaza hacía un calor de narices.
La novia llegó muy puntual, así que la ceremonia empezó a la hora prevista. No pudimos aplicar el dicho cerezano: " tardas más que la novia Cerezo". Los sones de la marcha nupcial bien ejecutados en el soberbio órgano sirvió de preludio del acto. La misa estuvo presidida por el veterano párroco del pueblo, acompañado por el Coro Parroquial. La boda se celebró con normalidad, aunque uno de los contrayentes se nos emocionó un poco, emoción que contagió a una de las chicas que leyeron las peticiones, pero queda bonito. Terminada la liturgia, y después de alguna foto con los familiares, los nuevos esposos fueron recibidos con la consabida lluvia de arroz, pétalos, papelillos y una sonora traca. Otra vez a bajar una empinada cuesta, más que el Pecho Perola, para coger los autobuses que nos llevarían a la bodega restaurante: Eguren-Hugarte en La Guardia. En la entrada principal nos acogieron con unas lonchas de jamón y un blanquito. Al poco cruzamos por un magnífico calado excavado en la roca hasta llegar al lugar donde estaban preparadas las sombrillas y mesas para degustar los ricos pinchos que nos fueron ofreciendo, además de la consiguiente bebida, aunque el rey fue el jamón que no paró de circular entre el personal. Y para rey, el magnífico entorno natural con unas preciosas vistas repletas de verdes viñas con las montañas al fondo.
Entrada la tarde tocaba seguir comiendo, así que nos trasladaron en un tren Chu-chu al comedor. Por si nos habíamos quedado con hambre, comida en toda regla. Menos mal que entre plato y plato, los amigos del novio y los propios novios se intercambiaban regalos, así que nos daba tiempo a hacer hueco para el siguiente plato. Cerca de las ocho levantamos el campamento, y me dio tiempo a echar un par de mejicanas y una jota con los invitados de Briones, aficionados como yo al cante de cuadrilla.
En la cara norte de la bodega estaba todo preparado para el bailoteo. Hasta las diez un grupo nos animó la fiesta con canciones pegadizas. Y para completar, entramos en una gran cueva excavada en la roca donde había una discoteca y ya terminamos dándolo todo con música más marchosa y a todo volumen. Como había barra libre, líquido que salía con el sudor lo recuperábamos rápido con los cubatas, cervezas y agua. En uno de los momentos que salimos a recuperar el resuello nos juntamos los cantadores y echamos unas mejicanas, jotas y hasta un pasodoble riojano. A  una se acabó la fiesta y todos a los autobuses para volver al pueblo. Los mayores nos volvimos a Cerezo y los jóvenes se quedaron en Briones continuando la fiesta. 
Lo pasamos de maravilla.
    
         












































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