15 de septiembre de 2020
El covid nos ha dejado a todos un poco traspuestos y nos ha secuestrado buena parte de nuestras vivencias. Como se dice por ahí, el 2020 nos debe una primavera, un verano y lo que nos queda.
Este verano por lo tanto ha sido de lo más atípico. En cuanto levantaron las restricciones volví al pueblo y me he pasado todo el verano en él, eso sí, medio confinado entre la casa, la era y algún paseo que otro.
Todos los que hemos podido hemos sacado las viejas piscinas infantiles, o se ha comprado nuevas y se han colocado en donde cada uno ha podido, solo en El Barrio del Jarama, la calle que va desde el puente romano a la carretera de Briviesca, había ocho piscinas, entre ellas la mía.
Nuestro Ayuntamiento fue drástico y ni piscinas, ni polideportivo. Los parques y la pista de padel se abrieron pero se volvieron a cerrar cuando nos pilló un rebrote bastante fuerte. Ahora han vuelto a abrirse.
La actividad cultural bajo mínimos, un taller de trabajo con cuero organizado por el Ayuntamiento, la II Exposición de Fotografía de Tito en los ventanales de los bajos del Ayuntamiento, para que no hubiese problemas de posibles contagios y una Exposición de Casas de muñecas organizado por Candi y . Se agradece el esfuerzo de los organizadores.
La vida social se vio bastante alterada, del bullicio habitual en estas fechas se ha pasado a un cauteloso ir y venir por la calles, con colas en las tiendas y un notable bajón de alterne en los bares, aunque estos han mantenido su actividad, sobre todo en las terrazas, pero nada que ver con otros años.
Con la piscina cerrada, nuestro siempre presente Tirón ha vuelto a coger un gran protagonismo, ya que mucha gente, sobre todo los niños, se han pasado buena parte del verano en una hermosa poza, casi piscina, que prepararon a la altura del puente de madera que todos los años colocan para pasar a las huertas.
Los que han tenido una vida mas normalizada han sido los labradores. Llegó la hora de la cosecha y los resultados han sido excelentes. Llevan unas cuantas campañas bastante buenas y ésta ha sido una de las mejores. Que siga la racha. Con la cosecha también llegaron los habituales fuegos, una par de ellos sin mayor trascendencia.
Y si ya tuvimos un No San Vitores el de Mayo, el de Agosto corrió la misma suerte. Algo mas de ambiente sí que hubo, en los bares hubo mas meneo, los jóvenes sacaron sus petos, alguna merándola que otra, un par de misas... pero como es natural en estos tiempos, nada que ver con otros años.Parece que no hubo que lamentar ningún rebrote como ha ocurrido en otros sitios.
El día 15 de agosto, fieles a su cita, los cazadores empezaron la campaña de la codorniz, lejos de la buena campaña del pasado año, pero no está yendo mal.
Y ha llegado septiembre sin pena ni gloria. Como el pimiento y el tomate no han tenido buen año en muchas huertas, a mucha gente no le ha quedado más remedio que comprarles para hacer la conserva.
Y nada, a esperar que la pandemia escampe para volver a nuestra antigua normalidad, pero parece que tendremos que esperar una temporada.
A cuidarse y a cumplir con lo que nos mandan.
En el puente de las huertas con la poza-piscina al fondo
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La visita a los morales de Quintanilleja y el rito de hacer la cruz en la piedra con la primera mora |
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El tubo de descargar el trigo a tope, como la campaña del cereal
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Cuadrilla con el traje de fiestas tomando el vermú el día de San Vitores
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Preparando la barbacoa en la era. Al lado la piscina de sustitución
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Imagen de San Vitores con la mascarilla de rigor
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Apenas vinieron unos pocos coches de Belorado en día de San Cristobal, una muestra.
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Cartel de la Exposición de Tito.
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Celebración particular del día del cohete.
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Exposición de casa de muñecas de Ana Mari y Candi
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Cuadrilla de jóvenes de excursión por el Tirón
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Humo del fuego en Las Mantas
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La misma cuadrilla que antes con otro vermú
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