San Vitores de Cerezo y el del Convento en unión. |
3 de junio de 2017
Como somos así de chulos, empezamos la fiestas el viernes. Por la tarde noche ya se notaba que estábamos de celebración en el pueblo. La Asociación Juvenil organizó un campeonato de beerpong. Se apuntaron unos cuantos equipos y después de varias eliminatorias Guaja y Compañía se hicieron con la paletilla de jamón que era el premio para el campeón. Después de cenar actuaron en el Frontón varios grupos musicales dentro del marco de 1º Segisapunkulum
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El sábado, San Vitores tenía un dilema, o mando llover que falta hace, o mando que haga un día espléndido para la Romería. Finalmente actúo salomónicamente. Empezó el día con un pertinaz calabobos que paró justo para que bajásemos al Santo en comitiva al Ayuntamiento para subirle en la furgoneta de Domingo. Nada más dejarle empezó a llover con ganas. De todas maneras muchos subimos al Convento, y allí hicimos la misa cantada. No pudimos sacarle en procesión porque el suelo estaba lleno de barro y agua. Los danzadores pillaron un hueco de hierba e hicieron sus truquiados.
A pesar del día muchas cuadrillas habían subido, eso sí, casi todas comieron en el interior del Convento, alguna en los alrededores, y ninguna en la pieza de Cerezo. Y otras muchas cuadrillas y familias se quedaron en el pueblo y tiraron de bodega. Una de estas cuadrillas era la mía, así que bajé a donde Gamarra y allí disfrutamos de una buena paella de picadillo y de las chuletas, careta, morcilla... lo típico vaya, no se nos olvidó nada.
En la sobremesa echamos unas mejicanas pero, como había dejado a la familia arriba, a eso de las seis volví a subir al Convento. Como el Santo ya había cumplido con la lluvia se quedó una tarde bastante buena y los romeros pudimos disfrutar de la charanga, de los bailables, del bar, y hasta los aficionados al cante encontramos un hueco para poder echar unas bravas jotas y canciones varias.
Ya llevamos varios años coincidiendo con la final de la Copa de Europa, así que se veían muchas camisetas del Madrid. Lo raro fue encontrar unos cuantos con la camiseta de la Juve, pero al verles las caras resultó que no eran italianos, sino antimadridistas, pero el picadillo estaba servido. Eso sí siempre de buen rollo.
A eso de las siete bajó el santo al pueblo pero la mayoría seguimos arriba un buen rato.
Cuando bajamos al pueblo había un ambientazo, unos en la verbena, otros en las barracas, otros paseando y los más en las aceras de los bares alternando o preparados para ver el partido.
No fuimos a cenar hasta que acabó el partido, y como la alegría va por barrios, los del Madrid se lo pasaron en grande y los italocerezanos no tan bien.
Cena con los amigos y bien entrada la noche volvimos al pueblo. El ambiente no tenía mucho que envidiar al San Vitores el de agosto.
Orquesta Dubai |
Y como San Vitores aún estaba en acción, dejó que la fiesta se alargase y a eso de las siete pegó un trueno que hizo retumbar hasta los cristales, y empezó a llover de lo lindo, lluvia que continuo durante buena parte del domingo.
Total que a pesar de los malos augurios, y aunque no pudimos estar todos en unión, la fiesta estuvo bastante bien, así que VIVA SAN VITORES, y hasta San Vitores el de agosto que nos dé otros días buenos.
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