La cruz, con la Sábana Santa, abriendo la Procesión |
29 de marzo de 2024
A media mañana ya olía a bacalao en todas las calles del pueblo. Qué bueno.
A la una primer acto religioso del día con el Vicrucis. Hubo dudas de si hacerlo por el pueblo o no porque amenazaba lluvia. Finalmente se hizo el trayecto corto hasta el puente romano y al final se mojaron un poquito.
Por la tarde el cielo se quedó con nubes y claros y ya no llovió en todo el tiempo por lo que se hicieron todos los actos previstos sin problemas. A las ocho continuan los actos religiosos con la celebración del Triduo Pascual, y es a las nueve donde da comienzo el acto más multitudinario de la Semana Santa cerezana, la Procesión. Bueno, si lo comparamos con los vinos de la tarde o con el vermú, seguró que saldría perdiendo.
La Procesión estuvo bastante concurrida, sobre todo al principio, por lo que no hubo ningún problema en sacar a todos los pasos. Delsy abría la procesión portando la cruz con la sábana santa, seguida por el "Ciomo", el Paso, el Cristo en la Cruz, el Grupo de Tambores, la Soledad, el Santo Sepulcro, la Dolorosa y, cerrando la comitiva, el cura acompañado del Coro Parroquial y del resto de feligreses. Esta vez la procesión discurrió sin ninguna novedad, excepto el leve percance de la caída de la recién estrenada corona de la Dolorosa. Terminado el largo recorrido y, tras las tres vueltas alrededor de la iglesia con algunas de las imágenes, el canto de la Salve Popular sirvió de broche de oro a los actos religiosos.
Después seguimos con actos más paganos, cena con la cuadrilla en la bodega de Gamarra, con el bacalao de plato fuerte. Bacalao para comer, bacalao para cenar, y para el desayuno, comida y cena del día siguiente.Buena y larga sobremesa, sustitui los cantos religiosos por mejicanas y canciones varias. Total que a las tres levantamos el campamento y nos unimos a la verbena del frontón que estaba a tope. Parece ser que vinieron cuatro autobuese de los pueblos de la zona, y si a estos unimos los muchos que estábamos en Cerezo, daba como resultado un ambiente similar a los días de San Vitores. Tanta fiesta, y tanto botellón trajo consigo, a la mañana siguiente, un aspecto deplorable del frontón, no cabía más mierda. Y a media mañana salió el viento y fue la hecatombe, con bolsas y papeles volando por todo el pueblo. Visto lo visto, los jóvenes, organizadores del evento recogieron la porquería y lo dejaron decente. Ahora, no sé quién sería el que se le ocurriuó vaciar algún contenedor en el royo, al lado del puente romano. Menudo lumbreras.
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