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Serafín dando de comer a Chanel y a Berta |
No hay ninguna duda de que hay gustos para todos. Lo normal es que nos de por el paseo, el ordenador, el bar, la televisión, la huerta o mezclar unas cuantas de estas aficiones. Más raro es el caso de Serafín, su afición era tener una granjita, y ahora que dispone de más tiempo ha puesto manos a la obra y ha montado una granja familiar de lo más chula, tan chula que se ha convertido en una atracción de nuestro pueblo. Incluso los chavales de la Escuela, con los maestros al frente, han ido a visitarla, como si fuese el Puente Romano o la Mina.
El domingo quedé con Serafín y estuve haciendo una visita y un reportaje fotográfico. Pasé una hora de lo más entretenido, disfrutando de la vista de los animalitos y sobre todo de la ilusión del dueño. Para mí era una incognita saber de dónde le venía la ilusión, ya que tanto él como la familia son tenderos y no han tenido mucho contacto con el campo o los animales. Resulta que hace unos treinta años tuvieron conejos durante un tiempo. Allí le entró el gusanillo y le quedó la idea de montar algún día algo parecido.
Y esa ilusión se ha cumplido. Aprovechando que cuenta con un espacio adecuado, la era y varias teñadas que tiene la familia en medio del Pecho de la Charrera, y que tiene agua y luz. Empezó poco a poco y ahora lo tiene muy bien montado. Eso sí, manteniendo el espacio donde Juanjo tiene su huerta, y creando otra huerta para la Luisita, a ésta la gustan más los tomates, alubias y demás verdín, aunque también echa una mano en la granja y ahora también ha cogido cariño a los bichos.
Tiene una zona vallada al aire libre, con las secciones correspondientes para cada grupo de animales. Igual de bien lo tiene montado en el interior de un par de teñadas. No le falta un detalle, con sus comederos y bebederos automatizados.
Y así ha creado una granja de autoconsumo con sus cuatro pollos de carne, cuatro gallinas de una clase, otras cuatro de otra, dos pavos, cuatro conejos, y lo más llamativo y para los que ha tenido que solictar los permisos correspondientes: dos chivas enanas, Berta y Katia y un chivo, Chanel, por eso del buen olor y una joven chiva blanca, que como es blanca, se llama Heidi. La joya de la corona es Rodri, el joven poni, que es el que más gusta a la chavalería. El más joven es Charli, un chivito nacido recientemente, al cual le queda poco, San Vitores está cerca y que mejor que un cabrito asado para la comida. No hay que perder la perspectiva, aunque a los animales se les coge mucho cariño, la idea es de tener una granja de autoconsumo y no hay nada mejor que unos huevos frescos o una buena carne de pollo o de conejo. Acompañado, eso sí, de los buenos productos de la huerta de la Luisita.
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Heidei echando un trago |
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Serafín con Rodri |
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Charli |
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Berta y Chanel |
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Pollos y pavos |
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Gallo enano. La gallina está dentro de la jaula incubando |
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Gallo negro inglés con su haren |
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Uno de los corrales |
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Kati fuera de la jaula |
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Rodri |
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Pues nada Serafín, a seguir disfrutando de tu bonita granja.
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