Diego y Javi catando la limonada |
14 de abril de 2022
Siguiendo con otra recuperación de viejas sensaciones, las ventanas y puertas de buena parte de las casas del pueblo se vuelven a abrir para coger nuevos aires traídos por los cerezanos y visitantes que regresan y el pueblo recupera un gran ambiente por unos días.
A las siete de la tarde se celebra la misa de Jueves Santo, pero aquí sí que se nota el bajón poblacional y sobre todo los problemas de la iglesia para solucionar la renovación generacional. Misa solemne presidida por un sacerdote que ha venido a reforzar a los curas de la zona. Lavado de pies incluido a diez apóstoles y apóstolas, aunque no se cumplió la paridad de género, ya que había más apóstolas que apóstoles. La misa termina con el traslado del Santísimo bajo palio al altar habilitado debajo del altar de la Inmaculada o de San Martín.
Los voluntarios y voluntarias han estado trabajando estos días para dejar todos los pasos en perfecto estado de revista con sus adornos florales incluidos. Un aplauso para ellos y ellas. Ya tenemos todas las imágenes con carrito excepto la imagen de la Cruz en el Calvario.
Terminada la misa hay que cumplir con otro rito sagrado: probar la limonada que Diego ha preparado desde el viernes pasado para el Ayuntamiento, y que este ofrece desde tiernos inmemoriales a todo el que se quiera acercar a catarla. La limonada hecha con clarete estaba buena, aunque estaba mejor la mía, ya que la había hecho a mi gusto. Los tres bares del pueblo y la acera correspondiente estaba a rebosar, parecía San Vitores.
Siguiendo con otra recuperación de viejas sensaciones, las ventanas y puertas de buena parte de las casas del pueblo se vuelven a abrir para coger nuevos aires traídos por los cerezanos y visitantes que regresan y el pueblo recupera un gran ambiente por unos días.
A las siete de la tarde se celebra la misa de Jueves Santo, pero aquí sí que se nota el bajón poblacional y sobre todo los problemas de la iglesia para solucionar la renovación generacional. Misa solemne presidida por un sacerdote que ha venido a reforzar a los curas de la zona. Lavado de pies incluido a diez apóstoles y apóstolas, aunque no se cumplió la paridad de género, ya que había más apóstolas que apóstoles. La misa termina con el traslado del Santísimo bajo palio al altar habilitado debajo del altar de la Inmaculada o de San Martín.
Los voluntarios y voluntarias han estado trabajando estos días para dejar todos los pasos en perfecto estado de revista con sus adornos florales incluidos. Un aplauso para ellos y ellas. Ya tenemos todas las imágenes con carrito excepto la imagen de la Cruz en el Calvario.
Terminada la misa hay que cumplir con otro rito sagrado: probar la limonada que Diego ha preparado desde el viernes pasado para el Ayuntamiento, y que este ofrece desde tiernos inmemoriales a todo el que se quiera acercar a catarla. La limonada hecha con clarete estaba buena, aunque estaba mejor la mía, ya que la había hecho a mi gusto. Los tres bares del pueblo y la acera correspondiente estaba a rebosar, parecía San Vitores.
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