6 de enero de 2017
Después de una noche heladora donde los Reyes tuvieron que aguantar una helada de órdago, llegó la feliz mañana y todos nos dirigimos a ver si se habían cumplido nuestros deseos y los zapatos estaban llenos. Los Reyes se portaron y quién más quién menos se llevó la alegría correspondiente, especialmente los más pequeños.
La misa de Reyes, demasiado temprana, no estuvo muy concurrida, aunque se notó una mayor presencia de niños. Fue presidida por el padre Raúl, acompañado por el padre Lorenzo, y con los cánticos propios del día, cantados por el Coro Parroquial.
Como curiosidad, en estas navidades el Belén que colocan las mujeres voluntarias no se ha colocado en su lugar habitual por circunstancias varias. El misterio se colocó en las escaleras del altar mayor y diversas escenas se repartieron por varios altares. Curioso.
Después de misa, abrimos los regalos con hijos y sobrinos. Luego a Sorribas a recoger los aguilandos y comer un pincho. Comida familiar con el roscón de Reyes de protagonista, y se acabaron las fiestas.
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