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Bonita viñeta de San Vitores rumbo al convento con el sello de Carlos |
4 de junio de 2022
Medio aparcada la pandemia nos llega la hora de recuperar una de nuestras fiestas más queridas: El Convento. Y lo hacemos a tope, sin faltar nada.
El viernes empieza la movida con la venta de camisetas conmemorativas organizado por la Asociación Juvenil con una bonita imagen de San Vitores en la barra del bar hecha por Allende. A la hora de los vinos la carretera está de bote en bote, y hasta tenemos tirapichones, hinchables, churrería. La noche se alarga con la actuación de una discomovil y un grupo tributo a la Polla Record. Todo esto para abrir boca.
El sábado amanece caluroso. Llevan toda la semana anunciando tormentas, pero de momento las nubes de evolución están solo de preparativos. Sacamos al Santo con danzadores y procesionamos hasta Valdemoros donde le subimos a la furgoneta de Domingo, y todos para arriba.
A la una celebramos la misa. Este año no ha habido el "Beso de las Cruces" ya que no encontramos la cruz del Convento, así que empezamos la misa acompañados del Coro Parroquial, se echan de menos las guitarras, pero las circunstancias mandan. Tampoco tenemos beso ni ofrenda a las reliquias, el covid aún tiene sus restricciones, aunque tampoco estaba el relicario. Terminada la misa sacamos al Santo para dar la vuelta al edificio escoltado por los danzadores, los cuales le ofrecen una estupenda exhibición de traqueados. Como han crecido estos chicos y chicas, nuestra cuadrilla es paritaria, cuatro chicos y cuatro chica, paridad rota por el "bobo", que es chico.
Es hora de preparar todo para la comida. Nosotros nos quedamos, como otra gente, en el interior, pillamos un buen cuarto, el comedor número 1 que es donde comía antaño el ayuntamiento de Cerezo, otras muchas cuadrilla, con el tractor de Ramiro incluido, suben a la campa y se reparten por ella. El Ayuntamiento ya ha preparado las paellas para todo el mundo, así que completamos el menú con unos entrantes asados y unos pinchos. En esta fase cae la tan anunciada tormenta pero nosotros no nos enteramos, los de arriba lo tienen un poco peor pero para eso tienen el toldo de Ramiro y allí se refugian hasta que poco después escampa. Estuvo toda la tarde-noche amenazado lluvia, pero apenas caían unas gotas y se pasaba, así que pudimos echar unos cánticos con Pepito y compañía, muchas mejicanas y una jota. También me dio tiempo de ir al Pozo, que por cierto está casi colmatado y la puerta se ha terminado cayendo. Disfrutamos a tope de la charanga y a las siete devolvimos el Santo al pueblo. La música nos duró hasta las ocho y para abajo, algunos con parada en Fresno incluida. Baile de tarde amenizada por una orquesta y a cenar unas buenas chuletas. Larga sobremesa con algunos cánticos que otros, aunque mi garganta estaba bastante resentida y aporté poco. A las tres y media pasamos por el frontón y la orquesta estaba de descanso, pero a mí ya me valía, así que a casita a dormir. El resto siguió con la animación hasta bastante más tarde.
Las ganas de fiesta eran muchas y San Vitores no defraudó. ¡VIVA SAN VITORES!
Que me disculpen los colaboradores, voluntarios y organizadores de todos los eventos, pero desde aquí quiero destacar esta vez a Anastasio "Chiqui", quien a sus noventa años sigue al pie del cañón y es capaz de abrir la iglesia, tocar las campanas, llevar la cruz procesional hasta las cuevas de Valdemoros, subir al Convento para volver a acompañar al Santo a la iglesia y hacer de monaguillo en la misa. Dije 90 años, verdad, pues eso.