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Autrigones y romanos en Carraquinea |
8 de junio de 2013
A las ocho y media los pocos que salimos de Cerezo bajamos al Gimnasio de ls Escuelas donde la organización nos obsequió con un buen desayuno.A las nueve, puntualmente. Salimos 25 caminantes dispuestos a enfrentarnos al embarrado recorrido y al cielo amenazante que nos acompañó todo el recorrido hasta Carraquinea, lugar del encuentro con las otras expediciones. Como no hicimos paradas ni en puentes, ni en piedritas llegamos los primeros. Al poco nos fuimos juntando con los expedicionarios de San García y de Briviesca y como romanos y autrigones ya somos amigos no hubo peleas y confraternizamos desde el primer momento.
Los autrigones de Pecezorios nos tenían preparado el almuerzo: un suculento preñado, hecho en el horno de la Feli, buen vino y de postre sus excelentes rosquillas. Todo discurría a la perfección: saludo de los viejos camaradas, fotos varias, pero una nube negra, negra, alojada en Bañuelos se nos acercaba inexorablemente, hasta que en medio del almuerzo descargó una una buena tormenta que nos aguó un poco la fiesta.
La organiziación decidió no hacer más historias y propuso la marcha hasta Cerezo, lugar de la comida.
Arreamos todos y enseguida paró de llover, y como solo había llovido en esa zona nos encontramos el camino más oreadito y sin tanto barro.
Llegamos a Cerezo alrededor de las dos, aquí más fotos acompañados de los dulzaineros. Hubo tiempo para tomarnos una cervezas en los bares y para dar ambientillo al pueblo. A las tres menos cuartos romanos de Virobesca, autrigones de Pecezorios y autrigones de Segisamunculum al ritmo de tambor y dulzaina iniciamos el desfile hasta el Polideportivo donde la organización tenía todo preparado a la perfección.
Unos pinchos de morcilla asada con pimientos picantitos el buen menú que se completó con una buena paella preparada in situ por Víctor, señor de Santa Cruz afincado en Miranda.
La comida se completó con una buena ensalada, sandía de postre, un helado y por supuesto el pan y vino que no falte.
La organización estuvo muy bien y se hizo todo rápido y con mucho orden.
De remate café y copa y buena armonía amenizados por la música de los dulzaineros que animaron a más de uno a echar unos cuantos bailables.
A las cinco y media teníamos prevista una visita guiada pero a eso de las cuatro empezó a lloever y no paró en toda tarde por lo que los que tenían que coger el autobús adelantaron la salida y se marcharon para sus pueblos a las seis. Una lástima pero podemos estar contentos ya que nos dejó celebrar el resto de la jornada y todos salimos bastante satisfechos.
La verdad es que es una maravilla encontrarnos todos los años con los amigos de Briviesca y de San García y pasar una cuantas horas de fiesta y en unión.
Agradecer a los 170 participantes y por supuesto todos los que han organizado el tinglado..
Un saludo especial a nuestros vecinos de Tormantos que nos dejaron las mesas y los bancos para la comida.
Y hasta la marcha del año que viene.